domingo, 8 de abril de 2007

EL RIESGO DE LA PROFECÍA




“...Visto lo suficiente. Hallada la visión en todo el espacio.
Tenido lo suficiente. Rumores de ciudades, al anochecer y al sol y siempre.
Conocido lo suficiente. Los decretos de la vida. ¡Oh rumores y Visiones!
¡Partida hacia la afección y el sonido nuevos!...”
Partida - Arthur Rimbaud

Decimos que Muad'dib se fue a un viaje a aquel país en donde andamos
Sin dejar huellas de nuestros pasos.
-Preámbulo del Credo Qizarate - El Mesías de Dune - Frank Herbert



¿Porqué dejó de escribir Arthur Rimbaud después de habernos obsequiado con las páginas de la belleza más cruel y convulsiva? ¿Porqué lo dejó todo y desapareció en un olvido de tierras exóticas y labores de mercader?
¿Qué de sus visiones lo atormentó en tal modo que prefirió el exilio de la palabra y el resguardo de una corta vida de aventuras?
En la obra monumental " Dune", de Frank Herbert, un personaje tiene ribetes
Rimbaudianos que nos hacen pensar en la carga que despliega el oráculo para
el vidente. Paul Muad'dib, el Mesías de Dune, arrasado por sus visiones de una Jihad imparable, se interna ciego en el desierto, cual es la costumbre de la tribu y ¿perece? ...por lo menos comienza una leyenda que lo llevaría mucho mas allá de lo determinado por su presciencia.

"...estaba ciego... realmente ciego- había dicho Tandis- como si esto lo explicara todo. Antes de aquello tenía la visión, tal como nos había dicho... pero...
Me dijo que el futuro ya no necesitaba de su presencia física- cuando lo dejé se volvió hacia mí y me gritó algo: "Ahora soy libre" fueron sus palabras."


La libertad que buscó Rimbaud cuando luego de publicar "Una temporada en el Infierno”, viajar por Europa, robar y dormir en cárceles de distintos países, resuelve no escribir más y buscar fortuna en Africa. Son los años perdidos del padre espiritual de todas las rebeliones artísticas del siglo XX, del surrealismo al punk, de Neruda a Jim Morrison.

La conversión que ejercita Paul Atreides cuando comprende la magnitud de la ola que ha desencadenado en ese Universo con su Imperio.

"Se convirtió en uno con el Desierto, pensó Idaho. El desierto será su realización final...."


"Se preguntó si se habría obligado a sí mismo a introducirse por un camino en el que su visión no podía alcanzarle..."


El enigma arranca cuando Rimbaud se traslada desde Chipre, donde trabajó
en la construcción de un palacio, a Adén, actual capital de Yemen. Es agosto de 1880 y desde allí transitará hacia ciudades africanas durante una década.
"Aquí estoy en una oficina de café", escribe a poco de llegar. "Hacemos
negocios medianamente bien y vamos a hacer muchos más"
, agrega.
El poeta se hace cargo luego de la sucursal en Harar (Etiopía) y
diversificará sus actividades: venta de sal, pieles, armas y tráfico de
marfil.
Aunque carga con una leyenda negra, uno podría preguntarse si lo que lo que Rimbaud persigue es ser perdonado por su madre.

"Hay algunas cosas que uno no puede soportar. He vagado por todos los posibles futuros que he podido crear hasta que finalmente, han sido ellos quienes me han creado a mí..." (Dune)



Luego de provocar un Big-Ban en la poesía, Rimbaud parte hacia un destino de comerciante solitario, ajeno a todas las fechorías del pasado.
Paul Muad'ib también toma su decisión de peso, cuando deja el Trono de Emperador y se interna ciego en el desierto. Su visión le había advertido de la trampa por la cual pierde los ojos, pero cumple inexorablemente con su destino al internarse en uno de los caminos que le propone su profecía. Toca el costado más supersticioso de los Fremen, la tribu que lo entroniza como Mesías, al perder su vista, sabe que será abandonado a la fuerza del Desierto.
Es notable que en otro de los Capítulos de la Saga, Paul también será acompañado por otro adolescente, su guía, como el propio Arthur se hace acompañar por Djami, un adolescente abisinio, con el que mantiene una franca amistad, sin sexo, muy diferente a la que tuvo con su amante Verlaine, quien acabó en la cárcel tras dispararle en una mano. Es más: educa a una chica de Kenya, con la que pretende pasar el resto de sus días, pero ella se niega a casarse.
Paul emprende su camino, luego de la muerte de su amada Chani, muerte convertida en sacrificio de sus visiones, al no poder afrontar el camino que luego tomará su hijo Leto, un destino de un horror mayor que ser devuelto al desierto y sus tormentas de coriolis.

"Hay problemas en este universo para los cuales no hay respuestas. Nada. No puede hacerse nada. Mientras hablaba, Paul sintió disolverse los lazos que lo unían a su visión. Su mente se encogió, abrumada por infinitas posibilidades. Su última visión se perdió como el viento, que sopla hacia donde quiere..."


No hay constancias en todos esos años, de que Rimbaud haya escrito un solo poema. Sí facturas, papeles de negocios y las cartas a su madre y hermana que detallan su "buen comportamiento"
La transformación, al parecer, ha sido total. "Nadie en Adén puede decir algo malo de mí. Al contrario. Yo soy conocido como el benefactor de todos en este país hace diez años", relatará por carta a su madre en 1890.
Acaso como Muad'dib, ante su última visión su mente se encoge y entonces se aparta... ¿hacia donde?



"Nunca he deseado ser un Dios. Solo deseaba desaparecer como desaparece una gota de rocío en la mañana. Deseaba escapar tanto de los ángeles como de los condenados... solo... como un pensamiento olvidado..."

Olvidado, así parece también querer terminar sus días Rimbaud, ya no ángel, ya no demonio, deslucido, lavado como en esas pocas fotos que lo muestran irreconocible en su belleza de antaño y con miedo, cuando la enfermedad asoma.
El 23 de agosto de 1887, Jean Arthur Rimbaud, el poeta maldito, icono de la rebelión artística, le escribe a su madre y a su hermana desde El Cairo: "No tengo empleo actualmente. Tengo miedo de perder lo poco que tengo. Imagínense que llevo permanentemente en mi faja dieciséis mil y algunos cientos de francos de oro; esto pesa unos ocho kilos y me acompaña, además, la difteria".

En tanto dice Muad’dib:
"Voy a ceder pensó. Huiré mientras tenga fuerzas, cruzaré el espacio hasta tan lejos que ni siquiera un pájaro podrá hallarme..."

Huye Rimbaud hacia una "prosperidad" que finalmente no es tal. Huye para no ser encontrado nunca más por sus visiones, ¿qué fue lo que vieron sus ojos celestes que no pudo resistir y sucumbió, al solitario periplo de otro "desierto", el desierto puro silencio de palabras?

"He sucumbido al espejismo del oráculo. En aquel momento toda su vida era una rama vibrando tras la partida de un pájaro... Y aquel pájaro era la "oportunidad", el libre albedrío.

A esa fecha, Rimbaud está gravemente enfermo.
"Un año aquí vale por cinco entre ustedes. Se envejece muy rápido", dice. Un tumor se ha instalado en su pierna derecha y se agudiza con los rastros de una vieja sífilis. Debe abandonar los negocios. "Me he transformado en un esqueleto. Produzco miedo", escribe en abril de 1891, poco antes de salir hacia Marsella, donde muere siete meses después, a los 37 años, bajo los cuidados de su hermana Isabel.

“...He sucumbido al espejismo del oráculo... "

¿Sucumbió Arthur Rimbaud, el poeta maldito, el enfant terrible al espejismo de sus profecías? ¿Buscaba en Africa esa porción inmaculada sin escritura posible que lo alejara del apocalipsis de sus visiones? ¿Quiso ser finalmente un niño bueno para sus mujeres amadas?
En la trampa de lo predictivo, dejaba algo más que la ferocidad de su visión
desatada en cuatro años que le significaron a la poesía su "jihad" más absoluto?
Paul se interna y desaparece, pero se entroniza en una especie de Hombre Santo, solo la magnitud del sacrificio que realiza a posteriori su hijo y él mismo, lo salva del mesianismo.
Arthur Rimbaud se interna en otro vértigo, fija otra ola al marchar hacia Africa, la dote de sus palabras ya lo configurarán para siempre como Profeta de un universo de belleza convulsiva. Poco importa el silencio posterior. Cuatro años de la crueldad y la revulsión de sus versos han sido suficientes para descalabrar la poesía.
Rimbaud también realiza su sacrificio, solo él en su dimensión solitaria existencial habrá sabido porqué este camino elegido y no otro. Su pierna destrozada son las cuencas vacías de Muad'dib, ha sumergido muy hondo la cabeza en la arena y ya no es hombre, es un mito.


Erase un hombre tan sabio
que metió la cabeza
en un lugar lleno de arena
y se quemó ambos ojos!
Y cuando supo que sus ojos estaban ciegos,
No se compadeció por ello
Apeló a su otra visión
E hizo de sí mismo un santo.

(Poema de niños de la Historia de Muadib)


Rimbaud al huir fija un mundo y un cuerpo de eterno adolescente venerado.
No se compadeció de ello. Aunque el precio a pagar fuera altísimo.
Arthur Rimbaud ES la Tormenta de Coriolis que en el Desierto despelleja hasta los huesos.
Es el Mesías del Tiempo de los Asesinos. Es nada más y nada menos que "El inesperado"
De allí nuestra subyugación y nuestra reverencia.

Lilián Cámera

Sobre Textos de Dune de Frank Herbert y la Biografía El Inesperado de Lafourcade

3 comentarios:

silvia camerotto dijo...

un mesianismo exigido? una muerte aparentada? una visión demasiado suficiente?
cómo saberlo...

meridiana dijo...

Esas visiones no conforman la trampa del mesianismo, al congelar el futuro en el camino pre-visto?
Se cumple la profecía o se "hace"?
Que bueno ser nada más que humanos y no tener la menor idea de la trama de la araña!
Miles de sendas para explorar, ninguna certeza, esa es la carne
lanzada a lo finito.
En efecto, cómo saberlo...
Lilián

silvia camerotto dijo...

no, lilián. no hay certezas. vivimos perdidos, lanzados al infinito. ésa es la única posiblidad de la escritura.