miércoles, 10 de febrero de 2010

Atenea


(continuación de entrada en Meridiana)

Así Atenea es la diosa guerrera y la protectora de la paz y de las artes. El primer aspecto es el más antiguo y el predominante que expresan los diferentes relatos. Por ejemplo, se dice que mató a la Gorgona, si bien, según la fábula argia, el héroe de esta empresa fue Perseo auxiliado por Atenea, quien recibió de manos de éste,  la cabeza de Medusa y la colocó en el centro de su escudo para atemorizar a sus enemigos. No hay que olvidar que la Gorgona es imagen de la nube tempestuosa, pudiendo sólo ser vencida por un héroe solar, como Perseo, o por la diosa del relámpago, como Atenea. El escudo con la Gorgona era un arma terrible cuya bordura estaba formada por el Terror y el Temor bajo figuras de serpientes en las cuales se descubren sin el menor esfuerzo los monstruos de la tempestad.

Se comprenderá entonces el carácter de diosa guerrera con que aparece en la Ilíada, infundiéndoles valor temerario a los héroes, mezclándose en los combates de los mortales, venciendo a Afrodita en la batalla mantenida por los dioses. Pero se diferencia de Ares en que inspiraba una valentía calma y reflexiva en vez del ciego furor y la destrucción que caracteriza al dios de la guerra.

Si la paz es una consecuencia de la victoria, es por esto que Atenea presidía también la vida pacífica de las ciudades. Este segundo carácter de la diosa la hacía protectora de todos los trabajos del arte y de la industria. En especial se destacaba el del hilado, dando nacimiento en Lidia a la leyenda de Aracne, quien venció a Atenea en una competencia de tapiz.

En suma, Atenea es la inteligencia divina, y la doncella varonil. Varonil porque sus atributos son los propios de la virilidad en el mundo antiguo (la prudencia, la inteligencia, el conocimiento, la heroicidad, el autocontrol). La virginidad de la diosa fue reflejada por el Partenón y en la historia de Tiresias, que quedó ciego por haber sorprendido su desnudez. Hay aquí un paralelismo con lo sucedido entre Artémis y Acteón, no sólo porque ambas eligen no desposarse ni tener hijos, sino porque castigan duramente a los que osan verlas en su intimidad, a la que solo acceden sus cortes de ninfas.

Es interesante destacar esta versión del mito de Tiresias y tomando a Nicole Loraux decir que quizás su ceguera es resultado de haber visto lo que no debía ver: que la viril Atenea era una mujer, lo que nos da una  idea de la imposibilidad de Tiresias de concebir el cuerpo de la diosa sin los atributos bélicos que la designan. Es la experiencia de Tiresias una contemplación de lo que al hombre griego le resulta imposible y aquello que lo fascina hasta cegarlo. Lo que subyace no es tanto lo inalcanzable de la divinidad virgen como el persistente discurso griego sobre lo femenino.

El mundo antiguo se rigió por un solo sexo, el del varón, del cual participaban, para decirlo en términos platónicos, todas las otras genitalidades deficientemente. Una mujer es para el mundo helénico, un varón inacabado o mal hecho.

Lo que nos dice Loraux es que no deberíamos quedarnos con el discurso oficial de la ciudad en relación al héroe viril, listo para asumir la “muerte bella” por la comunidad de ciudadanos. Es necesario escuchar aquellos relatos heroicos que, desde Homero, forman y educan a la juventud a través de representaciones concurrentes. Aquí, la identidad del hombre no se opone más a la de la mujer, ella la toma de él: en aquello que en la Grecia antigua connotaba al más viril de los varones, el hombre digno de ese nombre: el héroe feminizado, esto es, enaltecido –como Aquiles– que tuvo miedo y lloró por Patroclo.

A cuenta de lo que decían algunos comentarios en la entrada de Artemisa, hay una dificultad en comprender lo que sucedía con griegos y romanos tomándolos desde la perspectiva de la actualidad. Nuestras nociones sobre masculinidad y feminidad son presunciones culturales. Por eso tampoco es correcto hablar de homosexualidad, término de la modernidad, para definir protocolos sexuales de la antigüedad.

No hablamos sobre la castidad de Artémis y Atenea y su decisión de escapar a los hombres y la maternidad, como excusa para un feminismo esencialista que pretendiera la exclusión de los hombres, sino para abordar ese trama de resistencia que se da en todo poder y circula generando tensiones, intersticios. Pienso en otros ejemplos como  Filaenis, Ifis, Bassa y tantas otras "mujeres pensadas y fantasmizadas por los hombres y no mujeres reales, quienes de todas maneras, no tenían nada que decir".


Lilián Cámera


Bibliografía:
Nicole Loraux " Las experiencias de Tiresias. Lo femenino y el hombre griego."
María Cecilia Colombani “El poder de Tierra en Teogonía. Poder y resistencia: el modelo de la batalla perpetua.
F.Frontisi-Ducroux, Jean Pierre Vernant " En el ojo del espejo"

2 comentarios:

Mónica Elisabeth Sacco dijo...

Vamos a por Atenea, entonces.
Como diosa del relámpago, Atenea nace en medio de uno: el que provoca el herrero divino Hefaistos al abrir la augusta testa de su padre Zeus, para que salga la bella diosa "armada hasta los dientes" y dejara de provocar paternas jaquecas. Como todos los miembros del Olimpo, Atenea es vengativa pero tiene piedad y capacidad de reflexión, ya que no la de deshacer lo que hizo en el momento de furia. Así, Tiresias queda ciego por sorprenderla, pero ella le concede el don de la adivinación y una vida 7 veces más larga que la de cualquier mortal (sí,este Tiresias es el de Edipo y el de Jasón y los Argonautas, entre otros. También hay más mitos para la ceguera de Tiresias, pero se los cuento otro día).
Tambíen castiga la diosa a Aracné, bella princesa que se vanagloria de tejer mejor que ella. Los dioses eligen la pieza tejida por la mortal y Atenea, enojada, la golpea con la lanzadera. Ante semejante humillación, Aracné intenta matarse y Atenea se apiada y la convierte en araña (si ese es el concepto de la piedad de los dioses...) para que teja eternamente sus hermosas telas.
En el juicio de Paris, se presenta junto con Afrodita y Hera, compitiendo por el puesto de "Miss Olimpo". Hera le prometió poder y riquezas, Atenea le prometió sabiduría, y Afrodita, el amor de la mujer que él eligiera. Dicen los filósofos que si Paris hubiera tenido cuarenta años hubiera elegido a Atenea (la sabiduría), y si hubiera tenido setenta, a Hera (el poder). Pero Paris tenía veinte años... y desencadenó la guerra de Troya, dando nacimiento al dicho ese que dice que más tensión al corte soporta el vello pubiano femenino que una yunta de bueyes.
En fin, que Atenea, ofendidísima con los troyanos, se les pone en contra y apoya a los rubios aqueos, en particular a Odiseo por quien siente particular debilidad (de tocarle un pelo ni hablar, ojo). Es que Odiseo es inteligente y astuto, cualidades de la diosa de los ojos encendidos como el carbón (al decir de honorables traductores que prefieren esta versión de "glaucopi" a la más vulgar de "la diosa de los ojos verdes")aprecia en gran medida.
Atenea se mide no pocas veces con Ares/Marte y éste último sale siempre perdedor: la inteligencia y la razón antes que la fuerza bruta. Lema adoptado muchas veces por los helenos en sus aventuras y guerras.
Atenea es el epítome de las virtudes que se aprecian en el ser humano: inteligencia, habilidad, arte, música (inventó la flauta), raciocinio. Debe ser y permanecer virgen "e insensible al amor" (al contrario que Artemisa, que lo sufre pero se niega) para que esas virtudes permanezcan intocadas. Es femenina en tanto no puede ni debe competir con su padre, señor de los dioses, pero tiene mejores virtudes que él y los griegos las aprecian más. Les dio a los atenienses el olivo que es aceite, alimento, madera, sombra y símbolo, y por eso le dedicaron su ciudad.
Todavía hoy el monumento en su honor corona la Hélade. ¿Qué más puede pedir una diosa?

julieta eme dijo...

wow interesantísimo todo!!