jueves, 17 de diciembre de 2009

INTERTEXTUALIDAD EN NOCHE OSCURA


Noche oscura
San Juan de la Cruz (1542- 1591)

Canciones del alma que se goza de haber
llegado al alto estado de la perfección,
que es la unión con Dios, por el camino
de la negación espiritual.

1. En una noche oscura
con ansias, en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.

2. A oscuras, y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!
a oscuras, y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

3. En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía,
sino la que en el corazón ardía.

4. Aquésta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

5. ¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada:
oh noche que juntaste
Amado con Amada.
Amada en el Amado transformada!

6. En mi pecho florido,
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.

7. El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía.

8. Quedéme, y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.




Noche Oscura
María Julia De Ruschi (Buenos Aires 1951)


1. Verdadero miedo
al cruzar en puntas de pie el dormitorio
el bulto hostil de tu cuerpo
en la cama
enteramente cubierto
2. el silencio después de la amenaza
no saber huir
no saber quedarse
no saber responder
sobre todo
en la garganta el grito
crece en el espacio y en el tiempo
el espacio y el tiempo se hunden
y así pasan años, muchos años
3. no sé como
la penumbra se vuelve más y más
y vuelvo hacia atrás
un perdón y una promesa
una cadena interminable
de lo mismo
alrededor de mi cuello
en mi sangre, en mi voluntad
4. ciega, un grito ciego
paralizado
de pronto se subleva
se multiplica
me come con su cáncer
cruje una puerta, una canilla
gotea absurdamente
los instantes no pasan
nada divide
la realidad del engaño
la verdad de la mentira
me tiemblan las manos
mi mente no logra rehacerse
rehacer la lógica de ese bulto aterrador
que estalla inexplicablemente contra
mi vida
mientras espero la luz en algún rincón de la ilusión
de la dicha
5. y es tu espalda
la que afrenta
mi pequeña, mi insistente, mi paciente
esperanza
6. y la boca
que el insulto deforma
y los ojos
que la locura desfonda
y el espanto
que oscurece el cuarto
estremecido por los latidos de mi corazón
7. cuando distingo en la penumbra
la línea que divide
la vida de la muerte

Ver análisis en Meridiana

Notas biográficas

San Juan de la Cruz

Juan de Yepes, que era el nombre y apellido “civil” de San Juan de la Cruz, vino al mundo en Fontiveros (Ávila) el año 1542. En 1563 ingresa en los Carmelitas de Medina con el nombre de Juan de Santo Mathia. En 1567 se ordena sacerdote en Salamanca. Santa Teresa que ha conocido a Juan en Medina, le impulsa a reformar la Orden Carmelita, entre los varones, tal como ella dedicaba su tarea a las monjas.
Funda en Duruelo un convento de Carmelitas reformados o “descalzos”. Dirige a los novicios en Pastrana y es nombrado rector del colegio de los Descalzos de Alcalá (1571). Las relaciones entre “Calzados” y “Descalzos” hasta entonces amistosas, se agriaron y terminaron con el secuestro violento de Juan, que permaneció de diciembre de 1577 a agosto de 1578 en la prisión conventual de los Carmelitas Calzados de Toledo, en una pequeña habitación sin luz, sometido a vejaciones y maltrato. Juan de la Cruz huye de forma espectacular de su cárcel, tras preparar su fuga. Cae enfermo en La Peñuela (Jaén) de unas calenturas sin remedio que lo llevan a la muerte a las 12 de la noche del 13 al 14 de Diciembre de 1591 con 49 años de edad.
Era un hombre de pequeña estatura, pero de entereza y temple del alma como pocos. Su muerte fue tan ejemplar como su vida. Durante su cautiverio le dieron la peor celda y lo hicieron objeto de vejaciones. Los inexpertos médicos de entonces le descarnaron una pierna a causa de la inflamación hasta el hueso. Todo lo soportó con resignación ejemplar. (San Juan de la Cruz – poesía completa – edición Fontana)


María Julia De Ruschi

Nació en Buenos Aires en 1951. Tiene 3 hijos. Ha publicado varios libros, entre ellos: Polvo que une (1975), Artemis cantando, Artemis (1982) y La mujer vacilante (2003). Tradujo a Sylvia Plath (1988) y a Mario Luzi (2002). Formó parte del comité de redacción Ultimo Reino. Ha colaborado en prestigiosas publicaciones literarias del país y del exterior: La opinión cultural, Megafón, último reino, Hablar de poesía, Zona franca, Eco, Vuelta, Cuadernos Hispanoamericanos, Escandalar entre otras. (Salir de Egipto- M.Julia De Ruschi- ed. Bajo la Luna)
Nos dice Leonor Silvestri al respecto:
“El libro de De Ruschi debe ser leído a partir de sus paratextos, lugar donde el poemario comienza realmente. Una cita del Antiguo Testamento es el origen del título: “Con mano fuerte nos sacó Yahvé de Egipto, de la casa de servidumbre.” (Éxodo 13,14). Más aún, la dedicatoria siguiente reafirmará quiénes salen de la casa de la servidumbre (“a quienes en los centros para la Mujer nos ayudan a salir de Egipto”). No es esta la historia de todo pueblo convertido en esclavo, sino sólo una parte, la de mayor número, que funciona, incluso a sus expensas, como pilar y sostén”.


Datos recopilados por Vanesa Aldunate

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